Cada una de nosotras debemos encontrar nuestro lugar e identidad, más allá de los mandatos y prejuicios. Nada es contra los hombres, todo tiene que ser en conjunto. Hay una frase que dio lugar al derecho de las mujeres “No se trata de que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre nosotras mismas
A partir de tu experiencia, ¿Cuáles son los pendientes de nuestra sociedad y de la cultura empresarial con respecto a la paridad de género en los negocios?
Si se observan las estadísticas y la situación de las mujeres en los negocios, tanto a nivel local como internacional, la aguja todavía se mueve muy poco. La realidad muestra que las mujeres acceden en menor medida al empleo formal que los hombres. Internacionalmente, el 75% de los varones tienen un empleo formal mientras que en las mujeres ese porcentaje es del 50%. Ahí tenemos una primera brecha.
La segunda brecha se puede observar en la calidad del empleo. Las mujeres se insertan en aquellos trabajos de menor perspectiva de desarrollo, por ejemplo el trabajo doméstico u otros de características similares.
También la diferencia de género se puede observar en los puestos de gobierno o en los directorios de las empresas. En Argentina, un cuarto de las empresas que cotizan en bolsa, no tienen ninguna mujer sentada en sus directorios.
¿Cuáles son los avances que han logrado las emprendedoras en los últimos 20 años?
Lo principal es que se está visibilizando el tema de la mujer. Para muchas mujeres de mi generación –pertenezco a la generación X que hemos hecho carrera y llegado a ciertos puestos de dirección- teníamos poca conciencia de que las situaciones que debíamos atravesar laboralmente o en los negocios estaba atravesada por el sesgo de género. En las empresas no había casi mujeres en los puestos jerárquicos. Hoy en día eso ya no pasa de igual manera. Creo que todas tenemos conciencia de que un directorio con mayoría de hombres se ve como algo injusto y que, además, eso afecta al negocio.
Si antes se naturalizaba la ausencia de la mujer en puestos de dirección, que se está haciendo actualmente para modificar esa situación que aun sigue existiendo en muchas empresas.
Hoy trabajo todos los días para tratar de mover la aguja en favor de la participación de la mujer en los negocios, en el trabajo o en el gobierno. Es fundamental ‘civilizarnos’ ante la nueva realidad. Lo que antes creíamos que era natural, ahora ya no lo es. Me esfuerzo todo los días para que exista igualdad y paridad de género para acceder a puestos de trabajo y dirección.
En Binden Group, tenemos programas de desarrollo para mujeres a fin de capacitarlas y enseñarles sus potencialidades para alcanzar las metas que desean conquistar. Sin embargo, nos llama la atención que actualmente todavía haya mujeres de entre 20 y 30 años que todavía comparten mandatos que las ubica en un segundo plano con respecto a los hombres. También es frecuente que debamos trabajar intensamente para remover pensamientos de culpa de las mujeres ante la maternidad, ya que muchas consideran que no se puede ser madre y trabajar al mismo tiempo.
Toda esta problemática que para muchos parece un tema del pasado, todavía está presente en las generaciones más jóvenes, por lo que es necesario trabajar para erradicar esa mirada negativa y baja autoestima que sienten muchas mujeres.
Se dice que para poder llegar a una igualdad entre hombres y mujeres aproximadamente, faltan 200 años ¿Qué hay de cierto en todo esto?
Ese es un estudio que sale siempre en el Work Economic Fórum que está basado en la desigualdad económica. Creo que es una visión un poco extrema.
Más allá de los años y de la futurología, la realidad es que tenemos que hacer cambios para mejorar la situación de las mujeres hoy. No solo a nivel de las políticas y las organizaciones, sino a nivel de nosotras mismas como seres humanos para poder superar conflictos internos que claramente condicionan nuestros proyectos. Si no se dan esos cambios interiores y exteriores, obviamente la velocidad hacia la paridad de género será mucho más lenta.
¿Qué opciones de capacitación, mentoría y formación ofrecen en Biden Group que podrían interesar a las emprendedoras para mejorar los resultados de sus negocios?
Hace 10 años, cuando empezamos a trabajar con emprendedoras, nosotras pensábamos que las brechas de género se daban más en las organizaciones y en las corporaciones basadas en un modelo masculino. Sin embargo, descubrimos que entre las emprendedoras también se dan estas brechas por el tipo de emprendimiento que eligen o al financiamiento que acceden.
De esta forma empezamos armando un programa de formación y de acompañamiento que se llama Emprendedoras 3R. En ese programa trabajamos en dos dimensiones: por un lado, buscamos desarrollar la capacidad emprendedora desde una perspectiva de género, para remover sesgos que afectan la escalabilidad en los negocios y que atentan con la posibilidad del hecho que puedan tener mayores oportunidades; por otro lado, hay una comunidad de mujeres -que fuimos armando con las mujeres que pasaron por estos programas- que nos ayudan a seguir potenciando nuevos negocios. En este sentido, creo que es muy importante compartir las experiencias que uno recibió a lo largo de la vida y, con eso, ayudar a otras mujeres a acceder a determinadas oportunidades y a contactos.
Dada tu experiencia por haber estado en contacto con empresarias y emprendedoras, ¿Considerás que las mujeres que están ejerciendo puestos de liderazgo están introduciendo formas de vincularse con los empleados diferentes a las ejercidas por los hombres?
Todo lo que fue la primera llegada de mujeres a posiciones de dirección se hizo desde un lugar muy impostado, por lo que imitaban lo que hacían los varones.
Creo que hoy se está empezando a tomar conciencia de que no hay liderazgo más auténtico que el basado en nuestros propios valores e identidad. Sin embargo, esto no significa que por ser mujer, al pasar a una posición de liderazgo, se den naturalmente ciertas condiciones o que algunos atributos para mejorar las relaciones con los empleados estén impresos en los genes femeninos, como por ejemplo la empatía o saber escuchar. De hecho, muchas mujeres que uno puede reconocer públicamente como líderes, no están asociadas a estos rasgos mientras que sí se los puede ver en algunos hombres como Gandhi o Martin Luther King. Esto concretamente demuestra que ser mujer no te da conciencia de género ni te da atributos de manera natural para liderar con eficiencia y equidad. Para lograr esos objetivos se debe hacer un trabajo sobre una misma para que pueda ayudarnos a expresar con naturalidad y convicción quiénes somos.
Es un trabajo de cada una de nosotras encontrar nuestro lugar e identidad, más allá de los mandatos y prejuicios. Nada es contra los hombres, todo tiene que ser en conjunto. Hay una frase que dio lugar al derecho de las mujeres “No se trata de que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre nosotras mismas”.
Laura Gaidulewicz
Directora de Binden Group, la primera escuela de negocio de Latinoamérica para emprendedores.
• Fragmento del programa de radio de WexWe Emprendedoras, emitido el día 10 de Octubre del 2020 por Radio Rivadavia AM 630.